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En 1976, año en que nació EL CALEÑO, era inimaginable que a través de un pequeño dispositivo, no más grande que una mano, nos podríamos comunicar voz a voz, por video, tomar fotos, divertirnos con juegos electrónicos, leer libros, revistas, periódicos, escuchar radio, ver cine, televisión, y enviar mensajes que pueden ser leídos instantáneamente por millones de personas alrededor del planeta, entre muchas otras aplicaciones. Tan inimaginable que ni siquiera las películas de ciencia ficción de la década (Star Trek, Star Wars, Buck Rogers, Galactica...) plasmaron en sus historias, dispositivos como los que usamos en la actualidad. Es decir, la realidad superó la fantasía.

El desarrollo de estos dispositivos, propios de la tecnología digital ha creado una "nueva humanidad", con oportunidades, potencialidades y retos distintos (no necesariamente mejores o peores) de manera semejante a lo sucedido con la brújula, la máquina a vapor, la imprenta o el automóvil.

La comunicación en esta era digital está codificada en nuevos lenguajes que permiten pensar y desarrollar mundos hasta entonces desconocidos. Una comunicación que a pesar de sus riquezas y posibilidades, no debe olvidar que quienes interactúan no son simples "bases de datos", o "algoritmos" sino personas "de carne y hueso" que piensan, sienten, creen, añoran y aman.

Un desarrollo tecnológico que presenta retos, tales como la intrusión a la intimidad de las personas, las "posverdades" y los "fake news", que son sencillamente ropajes nuevos de viejas manipulaciones. Estos retos nos recuerdan que la tecnología sólo puede tener sentido si no se claudica en valores universales tales como la Verdad, la Libertad, la Tolerancia, la Solidaridad, y los derechos inalienables que nos dan sentido de humanidad.

Por lo expresado, en EL CALEÑO seguimos sosteniendo las creencias y valores que hemos defendido desde nuestra fundación. Orgullosamente en EL CALEÑO seguimos reivindicando el valor de lo popular, con sus quehaceres, necesidades y formas de entender el mundo. Orgullosamente reivindicamos el valor de lo particular, lo singular, lo diferente. Orgullosamente seguimos soñando con la creación de una sociedad mejor donde quepamos todos en un clima democrático de respeto, tolerancia y solidaridad.

Y por ser nuestro desempeño propio del ámbito periodístico, tenemos a "La Verdad" como valor supremo de nuestra actividad. Una Verdad que va más allá de la información veraz, oportuna, plural y objetiva. Una Verdad que va más allá de concebir “las cosas como son” en sus grandezas y pequeñeces, crudezas y exquisiteces. En EL CALEÑO también apelamos y celebramos esa Verdad que da razón de la infinita capacidad creativa del ser humano. Creatividad que permite curar, viajar al espacio, manipular el átomo, o transformar la tristeza en alegría a través de un gesto, una caricia o un abrazo. Esa Verdad que señala la capacidad que todos tenemos de hacer de este mundo, un mundo diferente; un mundo mejor.


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